Llega un nuevo día y Raúl González (1976, Santa Pola) está dispuesto a cumplir uno de sus objetivos: “transmitir los mejores valores a sus alumnos y alumnas”. Desde que comenzó en el mundo del Karate hace más de 30 años, sigue estando presente esa ilusión que vivió en el Campeonato del Mundo en Granada en 1992. Entre cinturones y karateguis, ha demostrado que para el Kárate no hay edad. Solamente se necesita una buena dosis de constancia, actitud y compromiso. Raúl nos abre sus puertas a su escuela. A su segunda casa. Esas cuatro paredes donde espera “jubilarse enseñando Karate.”
Pregunta: ¿Cuál es tu primer recuerdo con el mundo del Kárate?
Respuesta: El primer recuerdo que tengo es el Campeonato del Mundo en Granada 1992. Estamos hablando de que han pasado ya unos 30 años. En aquel entonces tenía yo 15, 16 años. Aquello fue una experiencia inolvidable, desde el inicio hasta el final. La cual muchas veces ve viene a la memoria. Se respiraba a karate por todos los lados: en las exhibiciones de apertura, las eliminatorias, las finales… Eso era karate en estado puro. Todavía tengo fotografías con los competidores españoles y resto del mundo a buen recaudo. Son historia del karate.
Pd: Puedo decir también, como anécdota, que casi me lo pierdo porque mi madre no me dejaba ir. Pero, todo se solucionó con un poco de lloro y me embarqué rumbo a Granada con mis compañeros de club.
P: ¿Ha cambiado mucho la forma de enseñar karate desde que empezaste a practicarlo?
R: No es que haya cambiado la forma de enseñar, pero evidentemente te tienes que adaptar a los tiempos, la vida, la sociedad, todo evoluciona, aunque manteniendo las raíces.
Y quiero matizar que, para mí, mi maestro ha sido el mejor. Gracias a él ahora estoy donde estoy.
Sigo aprendiendo y enseñando con la misma intensidad, disciplina y constancia, pero adaptada a los tiempos en los que vivimos. Intento que mis alumno/as disfruten del karate.
P: ¿Por qué elegiste esta profesión?
R: Sabes, la vida da muchas vueltas. Mi primera introducción al mundo de la enseñanza del karate fue cuando termine el Servicio Militar. Fue mi maestro quien me dio la oportunidad de hacerme cargo de las clases de Karate en el Antiguo Colegio Hispanidad de Santa Pola. Estuve unos 7 años, si no recuerdo mal. Conseguí hacer un grupo de alumnos excepcional. Lo pasamos muy bien y creo (ríe), que aprendieron karate al mismo tiempo que los valores que les quise transmitir. Sigo manteniendo contacto con algunos de ellos. Son los que deberían opinar al respecto de mis palabras. Por cierto, conseguí coronar a una alumna como campeona de España. Luego ya el trabajo, formar una familia, te lo hace más difícil. Y fue en el 2015 cuando de nuevo volví a empezar y espero jubilarme con la enseñanza Karate.
P: ¿Qué es lo mejor que te ha dado el karate?
R: Lo mejor que me ha dado el Karate han sido sus valores. De pequeño, me inculcaron una educación. La educación pienso que te abre muchas puertas. Luego viene todo lo demás: el respeto, la constancia y el compañerismo, entre muchas más cosas.
Sigo aprendiendo y enseñando con la misma intensidad, disciplina y constancia, pero adaptada a los tiempos en los que vivimos.
P: ¿Cuáles son tus objetivos?
R: ¿Mi objetivo? Para mí, lo más importante, es ser feliz y con ello transmitir valores a mis alumnos/as. Lo demás viene solo.
P: ¿Y tu mayor logro?
R: Mi mayor logro ha sido conseguir apoyar y acompañar a mis alumnos a lo largo de mi carrera, llevarlos en los campeonatos, a las victorias, apoyarlos en los malos resultados, y que sigan confiando en mí cuando no conseguían lo que realmente deseaban.
En mi momento actual, tener las clases llenas, con 2 meses de vida en mi nueva etapa, es el mayor logro que me había planteado.
P: ¿Qué percepción tienes de la situación actual de las artes marciales y del karate?
R: Te puedo decir que ha cambiado mucho. O te adaptas y sigues la corriente actual, o parece que estás o sigues estando en el pasado. Creo que se ha perdido la esencia, pero es lo que toca. Se ha vuelto todo muy elitista y material. Esto es lo que yo veo, no significa que lo aplique.
Pero, si me hablas del tema de Deporte Inclusivo, se ha ganado mucho y se sigue luchando para que la diversidad funcional, en este caso, se vea de lo más normal y que todos tenemos cabida en la sociedad actual.
P: ¿Cómo describirías este deporte?
R: Te lo puede describir como deporte o como arte marcial. Ahí entramos en un dilema. Bueno, no un dilema, en diversidad de opiniones.
Cuando hablamos de Arte Marcial, lo primero que se nos viene a la cabeza es el karate. Su filosofía o su primer lema es el de defenderse. Aprendes multitud de técnicas de defensa y ataques, tanto de puño o brazo, como de piernas que, conjuntándolas, consigues conocimientos para saber defenderte de improvistos en la vida.
Al mismo tiempo aprendes a tener autocontrol, ya que el karate se practica para saber defendernos y mejorar en condición física y mental.
P: ¿Qué diferencia hay entre karate tradicional y el deportivo?
R: Para mí el karate es como un árbol, me explico. Hay 3 fases fundamentales en el karate:
KIHON – KATA -KUMITE. El primero son las raíces, la base donde se inicia el aprendizaje. El Kata es el tronco, donde empieza a dar forma, y el Kumite son las ramas. Quiero decir con esto que, si realmente quieres aprender karate, esta es la base fundamental para ser un buen karateca tradicional: «La victoria no es el último objetivo.»
Y el karate deportivo es el que se enfoca en ser el mejor aprendiendo técnicas que no parten de una base, sino que son específicas para conseguir el golpe definitivo: «La victoria.»
Yo, personalmente, trabajo el karate tradicional pero enfocado al karate deportivo, partiendo siempre desde la base.
P: ¿Qué se necesita para competir?
R: Lo puedo definir en varias palabras: aprendizaje, constancia, actitud y compromiso.
Para competir y en la federación Valenciana, a la cual pertenezco, existen variedad de competiciones, tanto a nivel iniciación como son los Campeonatos de Promoción, que son dirigidos a los alumnos que quieren descubrir el gusanillo de la competición y demostrarse o demostrar lo aprendido en el dojo.
Luego, ya están los alumnos avanzados. Ellos compiten a nivel tanto comunitario como nacional. Lo que se les llama LIGA.
La mejor edad para iniciarse en el Karate son los 4 años, donde empiezan o empezamos a trabajar la psicomotricidad.
P: ¿Todo el mundo puede practicar karate?
R: Claro que todo el mundo puede practicar karate, no hay ninguna barrera que lo prohíba.
P: ¿Qué beneficios tiene para los más pequeños?
R: Yo, personalmente, considero que la mejor edad para iniciarse en el karate son los 4 años, donde empiezan o empezamos a trabajar la psicomotricidad, sobre todo que se conozcan ellos mismos, su cuerpo y empiecen a descubrir sus habilidades y ver poco a poco hasta dónde pueden llegar sus límites.
Poco a poco, van sumando edad y empiezan a reforzar sus habilidades, controlan su energía, su fuerza y empiezan a respetar tanto a compañeros como al profesor.
P: Para aquellas personas que aún tienen dudas de apuntarse o no, ¿por qué practicar karate?
R: Les diría que para aprender este maravilloso arte marcial, lo primero es ser constante. Si no eres constante, tanto en esto como en la vida, con todo lo que te plantes, no vas a conseguir tus objetivos. Luego, les explicaría que yo lo considero un estilo de vida. Aprenden unos valores increíbles que te hacen valer para el resto de sus vidas. Se trabaja con un ambiente óptimo de respeto y educación, conoces compañeros con el mismo objetivo y con ello se crea una gran familia.
P: ¿Qué les aconsejarías a los jóvenes que están comenzando en el mundo de las artes marciales?
R: Creo que les diría lo mismo que en la anterior pregunta: La constancia es el camino del todo.
Que sean constantes. Que es una aventura extraordinaria, pero, sobre todo, como le digo a mis alumnos: que la disfruten y que sean pacientes. Los objetivos llegan y, así, se darán cuenta de que el camino emprendido ha valido la pena.
P: Por último, Raúl, ¿cómo definirías a este deporte en 3 palabras?
R: Como «el camino de la mano vacía.» No son tres palabras, pero esto es el karate.